¿CRISIS SANITARIA O SOCIAL?

Evidentemente la actual crisis, la importante ahora mismo porque es la que causa la pérdida de vidas humanas, es sanitaria, pero nosotros como consultora de inteligencia queremos entrar en el día después, en el día de la victoria, en el horizonte que veremos después de la resaca del triunfo.

Por un lado estamos viviendo una crisis existencial porque nuestro mundo perfecto, nuestros castillos inexpugnables, nuestra sociedad de consumo y bienestar está siendo tambaleada por un virus, el COVID-19. No solo agrede a nuestra salud sino que apunta a que va a tambalear el equilibrio social y económico vivido hasta el momento. Habrá un antes y un después del coronavirus.

Esperábamos que la crisis mundial viniese provocada por un caos económico o por una conflicto bélico pero nunca que fuese provocada por un elemento que convirtiese una gota de saliva en un arma química o un apretón de manos en un ataque contra nuestra integridad. No estamos preparados para esto ni para sus consecuencias. Este virus nos ha desnudado y han salido a la luz nuestras carencias, nos ha puesto el contador a cero y está haciendo temblar los cimientos de lo construido en la historia reciente.

Por tanto, no aventuramos al afirmar que después del coronavirus muchas cuestiones hasta ahora indiscutibles se pondrán en duda y, probablemente, se produzcan transformaciones en nuestro modo de vivir. Si algunos partidos extremistas (de derechas o izquierdas) ya habían vertido durante los últimos años sus teorías por todo el mundo, ahora dispondrán del caldo de cultivo adecuado para que los que hayan sobrevivido a esta crisis estén más receptivos y su mensaje cale más profundamente. Esto, sin duda, generará inestabilidad. Si a ello sumamos el crack económico al que nos vemos abocados, estamos ante un futuro en el que habrá que afrontar problemas de calado, pero de calado global.

Medidas como la eliminación de fronteras, el libre tránsito y otras muchas se pondrán seguro en duda después de esta crisis y organizaciones como la Unión Europea sufrirán tensiones entre sus miembros.

 

 

Una crisis económica sin precedentes pondrá en solfa nuestro sistema económico y social que será mucho más difícil de sostener, provocando seguramente situaciones de vuelta al proteccionismo de mercados nacionales y la pérdida de una cantidad imprevisible de puestos de trabajo. La situación económica mundial está ante un crack sin precedentes y no parece que exista plan alguno para paliar sus consecuencias.

Ante esta crisis, los estados se ven abocados a liberar grandes cantidades de dinero para intentar paliar las consecuencias económicas presentes lo que provocará un vaciado general de las arcas que solamente se llenarán vía cobro de impuestos y reactivación de la economía que se sitúa en situación de crisis. La pescadilla que se muerde la cola.

Normalmente todas las crisis tienen tres elementos comunes que son su imprevisibilidad, la urgencia y la falta de información. Esto obliga a los mandatarios a tomar decisiones sin disponer de todos los datos necesarios, aumentando mucho el riesgo de equivocarse. Si las crisis se mantiene durante un período prolongado de tiempo, como todos los indicadores apuntan, mantener situaciones como la actual de confinamiento se hará más complejo y mantener las condiciones de seguridad adecuadas para que los profesionales de la sanidad desarrollen su labor será objetivo absolutamente prioritario.

Las crisis generan siempre una crisis informativa que, con los elementos de comunicación actuales, puede resultar más relevante que el problema planteado. La razón es que deja al descubierto y magnifica los defectos de las estructuras de la nación y de sus representantes, muy denostados ya por cuestiones como la corrupción o la falta de credibilidad entre la población.

Esta crisis está poniendo en evidencia lo que desde esta consultora venimos defendiendo desde hace mucho tiempo y es la pérdida de la capacidad de los Estados para ejercer control sobre el “relato”, elemento que conforma un problema grave en sí mismo. El relato del coronavirus se genera día a día, con fakes, desde los medios, con informaciones imprecisas o mil veces repetidas, con prisas. Estamos ante un plato que contiene todos los ingredientes para complicar aún más la situación y no para beneficiarla.

Sin duda, cuando todo esto termine, tendremos que realizar todos un ejercicio de reflexión que cambiará la importancia de algunas cosas y aumentará las de otras, que cambiará nuestro modelo de valores y ya siempre viviremos con el miedo instalado en nuestros cerebros, el miedo a que existen elementos que no controlamos y que pueden derrumbar todo nuestro sistema.