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La Inteligencia de Fuentes Humanas es cada vez más necesaria

Los caudillos, los reyes, los gobernantes, los empresarios siempre han querido conocer más de sus enemigos, adversarios o competidores, obtener información que facilitara la toma de decisiones en sus contiendas, en sus conflictos o en sus guerras, militares o comerciales. Y para esto, desde tiempos inmemoriales se ha utilizado la Inteligencia. La posesión de algunas informaciones podría ser decisoria a la hora de tomar algunas decisiones. La información es sinónimo de acercarnos al éxito y la ausencia de ella sinónimo de aproximarnos al fracaso.

La información es sinónimo de acercarnos al éxito

La revolución tecnológica y la globalización han introducido en la escena internacional nuevas amenazas de naturaleza planetaria que quizás nos están anunciando que el modelo de seguridad basado en el Estado pueda resultar caduco. Algunas de estas amenazas ponen en cuestión el concepto mismo de frontera ya que ahora, con las nuevas tecnologías de la comunicación, algunas compañías operan globalmente, disponen de más medios que muchos Estados, de más capacidad de control sobre la población y se aprovechan de que el avance de la legislación es mucho más lento que sus operaciones.

La hiperinformación en el que vive el ciudadano produce una nebulosa que facilita tremendamente la desinformación. Hoy, más que nunca, vivimos en una época en la que la manipulación masiva de la población es más fácil, donde una parte importante de la ciudadanía no es capaz de diferenciar una noticia verdadera de una falsa y donde, cada vez más, nos “agrupamos” con los que piensan como nosotros, aniquilando la reflexión, el pensamiento racional. Somos cada vez más simples y esto hace que seamos cada vez menos libres.

Todos estos cambios que afectan a toda la estructura de la sociedad mundial, como no podía ser de otro modo, también afectan a los servicios de inteligencia, a su orientación, a sus estructuras y al modo en el que se proveen de información.

Existe una tendencia equivocada, pero generalizada, de que el esfuerzo más importante debe llevarse a cabo en el campo tecnológico. Yo no estoy de acuerdo con esta premisa, creo que es un error monumental, sobre todo en aquellos países con presupuestos para la inteligencia no muy elevados.

La inteligencia es un proceso sistemático, estructurado, legal y ético, por el cual se obtiene, estructura y analiza información que, una vez convertida en inteligencia, se difunde a los responsables de tomar decisiones para facilitar estas.

Se entiende por HUMINT (Inteligencia de Fuentes Humanas) a aquella que se produce con la aportación de información aportada por personas (fuentes humanas).

La información obtenida a partir de fuentes humanas es muy útil porque puede suministrarnos datos imposibles de obtener por otros medios. Para ello es necesario, simplificando un poco, que la fuente humana se encuentre situada en el momento y lugar necesario y tenga acceso a la información que se necesita.

Pongamos un ejemplo clarificador a la hora de poder valorar la importancia de la Inteligencia Humint. Si intentásemos conocer qué se trama en el Consejo de Dirección de una empresa podríamos intentar varias opciones de obtención de índole técnico, pero lo más eficaz, sin duda, sería tener una fuente humana dentro de las reuniones que nos contase exactamente lo que ocurre.

El valor de la Inteligencia Humint radica en su capacidad de proporcionar una comprensión más profunda de los datos obtenidos por otras disciplinas. Además, ayuda en las interpretaciones de las intenciones de nuestro adversario o competidor, ya que estas se gestan en su mente y por ahora no existen medios técnicos para leerla.

Por muchos medios tecnológicos que utilicemos, detrás de todos ellos está una persona que tiene debilidades, vulnerabilidades y motivaciones diversas. Los agentes humint son especialistas en detectar debilidades, vulnerabilidades y aprovecharse de ellas para obtener la información necesaria.

Podríamos poner muchos ejemplos históricos, pero les pondré uno específico, el del coronel Oleg Penkovski, del Servicio Militar de Inteligencia de Rusia (GRU), en la Crisis de los Misiles de Cuba. Si no fuese por sus informaciones al respecto de las verdaderas capacidades de los misiles rusos y de las intenciones reales, los americanos hubiesen tomado otra decisión y probablemente todo se hubiese desenvuelto de una manera más compleja. Las imágenes por satélite fueron importantes, muy importantes, pero no lo fueron todo.

La aparición de las nuevas tecnologías y el aumento de la capacidad y velocidad de procesamiento de datos ha provocado una clara orientación, en todo el mundo, a utilizar la inteligencia basada en la tecnología, apoyándose en la Inteligencia de Imágenes (IMINT) y en la Inteligencia de Señales (SIGINT), además de la Inteligencia de Fuentes Abiertas (OSINT). Por supuesto sin olvidarnos de la estrella actual la Inteligencia Artificial. Este tipo de disciplinas, que obtienen información con rapidez, aunque sea parcial, han provocado que los dirigentes, siempre con la inmediatez como sistema, desdeñen la utilización de la Inteligencia Humint.

La dependencia tecnológica hace vulnerables a las propias organizaciones de inteligencia

Lo que no se analiza en las organizaciones, y si se analiza se asume, es que la dependencia tecnológica hace vulnerables a las propias organizaciones de inteligencia, que dependen ahora de empresas privadas que desarrollan sus sistemas y que en la mayor parte de las ocasiones son extranjeras.

Otro problema que se pone sobre la mesa para los servicios de inteligencia, con la capacidad tecnológica actual es la pérdida del monopolio y la entrada de empresas privadas en el ámbito. Por tanto, podríamos apuntar que con la revolución tecnológica ha llegado también una cierta privatización de la inteligencia.

Lo que no se puede poner en duda es que los avances tecnológicos han aportado una capacidad mayor de obtener información y de eso no debe prescindirse, pero será un error de consecuencias importantes que esto signifique alejarse o inutilizar la inteligencia humana. Todos los métodos de obtención de información son buenos para construir nuestro “puzle” y el uso de todas las herramientas posibles es imprescindible.

Para que exista la Inteligencia Humint tienen naturalmente que existir especialistas en esta disciplina, el agente humint. El agente humint es el especialista en la obtención de información a través de fuentes humanas, o lo que es lo mismo, es el especialista en la manipulación de personas. A la población en general puede sonarle duro, pero los profesionales sabemos que esta es la definición real. Son agentes especialmente preparados para detectar cualquier vulnerabilidad y aprovecharse de ella. Esa es la esencia de su trabajo.

Para llevar a cabo estas misiones, de extraordinaria complejidad, los especialistas humint manejan las técnicas de comunicación no verbal, las técnicas de vigilancia y contravigilancia, las técnicas de interrogatorio, el manejo de medios técnicos, las técnicas de captación y manejo de fuentes y las técnicas de control mental y psicológico. Sus misiones se llevan a cabo o por una búsqueda propia del agente de la fuente adecuada o por orden de otro departamento que marca el objetivo.

La labor del agente humint es muy compleja al tratar directamente de obtener información de personas, con las peculiaridades y complejidades de cada una, de manera consciente o inconsciente, bajo su bandera o bajo bandera falsa. Por todo ello el agente humint debe ser un individuo psicológicamente muy estable y con una capacidad de adaptación, improvisación y empatía muy superior a la de cualquier otra persona. Son agentes capaces de adaptase a cualquier papel y ejecutarlo a la perfección para convencer a la persona que tienen enfrente.

Un elemento a tener en cuenta, porque marca el desarrollo de las acciones, es que el trabajo de reclutamiento o manipulación no siempre se desarrolla en entornos seguros, sino que habitualmente se desarrolla en entornos de máximo riesgo y eso exige que el agente disponga de unas cualidades especiales que le permitan mantener la calma y desarrollar su papel a la perfección.

Podríamos enumerar numerosas características que debe poseer un agente humint como son la creatividad, el carisma, la capacidad de planificación, buena memoria, capacidad de asimilación rápida, autocontrol, resistencia al estrés prolongado, etc. Pero yo, las resumiría en la capacidad para ser capaz de interpretar tres papeles fundamentales: relaciones públicas, psicólogo y actor.

El agente humint debe tener una agenda de contactos e informadores permanente que le permitan arrancar de inmediato para orientar cualquier problema. Cuando recibe un encargo debe comenzar a comunicar con su red para informase, recibir datos relevantes y comenzar a preparar su operación

Cuando está delante de un objetivo debe actuar como un psicólogo y evaluar con mucha rapidez la información que obtiene. Debe ser capaz de interpretar al individuo, establecer la conversación adecuada para obtener la información o aquello que necesite, debe adaptarse al de enfrente de manera que el objetivo vea todo lo que necesita ver.

Los humint son actores, actores de la mentira. Aprenden un papel y lo representan ante su objetivo. El gran problema es que un actor tradicional, aunque sea malo, no es previsible que corra ningún riesgo procedente del público. El agente humint puede desarrollar su papel delate de individuos muy peligrosos y un error puede tener consecuencias directas sobre él, aunque existan despliegues de seguridad perimetrales. Cuando la actuación se lleva a cabo delante de un personaje del mundo criminal, especialistas en “oler el miedo”, todos los errores son de bulto y pueden ser peligrosos.

Los agentes humint deben ser personas de las que no nos acordaremos si han estado sentados a nuestro lado en una terraza pero que si entablan conversación con nosotros sentiremos de inmediato una conexión especial, que son gente de fiar con la que podemos relajarnos y a los que podemos confiarles nuestros secretos.

Si me permiten utilizar símiles con el mundo taurino podríamos decir que el agente humint pertenece al gremio de los toreros y no de los ganaderos. Por qué digo esto, porque no ven el riesgo desde el tendido, sino que bajan a la arena y asumen el riesgo de “arrimarse”, el riesgo de una cornada. Su faena puede ser maravillosa o acabar en enfermería, pocas veces existen términos intermedios.

Tienen que acercarse al objetivo, actuar como un felino que estudia a su presa, analizar como atacarla, como encubrir sus acciones para que no se noten y finalmente atraparlo y obtener el premio buscado, la información que posee. Pensemos, además, que normalmente no tiene posibilidad de error, son actuaciones únicas, o aciertas o se acabó.

¿Por qué entonces se duda a la hora de utilizar una disciplina tan valiosa?.

La nueva era, marcada por la globalización y la revolución tecnológica, hace que vivamos en el mundo de la inmediatez y, por experiencia propia, rapidez y calidad muy pocas veces van unidas. Los servicios de inteligencia no son ajenos a estos cambios y hay una creciente injerencia del poder político en sus actividades, trasladándoles sus prisas, sus criterios de prioridad y, sobre todo, confundiendo necesidades de Estado con las de partido o gobierno.

El sometimiento de los servicios de inteligencia a las premisas e intereses políticos sitúa a sus organizaciones en una posición de debilidad. Los intereses políticos, pero también los directores de compañías privadas desequilibran el sentido común necesario para las operaciones de inteligencia con fuentes humanas, en las que se necesita tiempo para trabajar y poder obtener resultados. La inmediatez que se exige por parte de las personas que ostentan la capacidad de dirigir llevan por el camino de la utilización prioritaria de medios tecnológicos. Lo que suele ocurrir, es que cuando se equivocan, cuando toman decisiones erróneas o basadas en informaciones incompletas, nunca asumen su parte de culpa y siempre arremeten contra el organismo emisor del informe de inteligencia, de ello tenemos suficientes ejemplos en todo el mundo.

Tenemos ya un problema para el uso de la inteligencia en general, pero mucho más la humint, la inmediatez a la hora de obtener información.

Nuestro segundo problema será la asunción de los costos de este tipo de operaciones. La inteligencia humint requiere de tiempo, de planificación y de una ejecución muy cuidadosa, generando gastos que, en muchas ocasiones, hacen que los dirigentes se dirijan hacia otro tipo de disciplinas, más baratas y rápidas.

Y, en mi opinión, avalada por años de experiencia, el problema más grave es la poca capacidad de los dirigentes para asumir riesgos, mucho más preocupados en casi todas las ocasiones de la imagen electoral, empresarial o de cualquier otro asunto, en vez del resultado a largo plazo.

Para obtener resultados hay que “arrimarse” al toro ¿recuerdan?. Y cuando te arrimas siempre asumes el riesgo de recibir una cornada. Ningún dirigente quiere oír hablar de cornadas, quieren operaciones limpias, sin riesgos, sin que afecten a nada. Y rápidas, sobre todo rápidas.

Si uno realiza operaciones técnicas lo único que puede perder es algún medio técnico y casi nunca se podrá identificar con nosotros, pero eso no es lo mismo que perder un hombre o acabar con un problema mediático o político. Este elemento es el más potente a la hora de desechar el humint, no asumir riesgo alguno.

El problema, en la inteligencia y en cualquier actividad, es que los peces están en el agua y si quieres peces tienes que mojarte. Si no te mojas podrás coger pececillos.

El empleo de medios tecnológicos aporta la tranquilidad de no tener que utilizar medios humanos y, sobre todo, que si sale bien todo es perfecto y si sale mal la culpa será de un fallo técnico. Los elementos técnicos aportan la información directamente, en casi todos los casos sin implicación alguna de análisis o dirección.

Lo tecnológico es directo y no existe posibilidad de error en lo que se transmite. Pongamos un caso ficticio como ejemplo: Si un servicio de inteligencia pincha el teléfono de un objetivo, lo que se escucha es indudablemente lo que dice el objetivo. Pero si tuviésemos un agente humint al lado del objetivo sabríamos si lo que dice es cierto, si nos está engañando y, más allá, sabríamos lo que tiene pensado hacer.

Lo tecnológico por tanto es un elemento generador de tranquilidad para los dirigentes. El humint es un elemento mucho más complejo de la inteligencia, hay que utilizar más recursos y más tiempo, pero el éxito será más importante.

En las grandes operaciones de inteligencia del pasado, el presente y del futuro, es y será imprescindible la participación del ser humano. Incluso aquellas operaciones donde se utiliza la tecnología necesitan en un momento de la participación de la persona para llevarla a cabo, para introducirla en algún lugar o para cualquier otra acción necesaria.

Las grandes operaciones de la inteligencia tienen nombre de personas y no de máquinas. Sin esos grandes nombres la historia hubiese sido de otro modo, son personajes como PENKOVSKI, GARBO, PHILBY, SORGE, LITVINENKO y otros muchos los que tenemos grabados en nuestras retinas, unos para bien y otros para mal, pero son los grandes agentes de la historia de la inteligencia.

También hay nombres de máquinas como ENIGMA que han sido importantísimos en la historia pero que hubiese sido de nosotros si nuestro JUAN PUJOL, Garbo para los británicos y Arabel para los alemanes, no hubiese sido capaz de engañar a los nazis y llevarlos a Normandía.

Jorge Gómez

CEO en High Strategies Intelligence Consulting