La periodista y activista política, hija de Aleksandr Dugin, filósofo próximo al Kremlin, murió en la noche del sábado al explotar el vehículo en el que viajaba. El asesinato parece perpetrado para desestabilizar el círculo cercano de Putin.
En la noche del sábado, en las cercanías de Moscú, Daria Dugina, periodista y activista política, hija de Aleksandr Dugin, considerado por muchos el ideólogo de Putin y el impulsor de la invasión de Ucrania, fallecía al explotar el vehículo en el que viajaba.
Aunque todavía es pronto para afirmar nada concluyente, todo parece indicar que estamos ante un asesinato con coche bomba, desconociéndose por ahora si el objetivo era Daria o su padre. En cualquier caso, parece que los ejecutores de la acción, independiente del motivo, han alcanzado el objetivo buscado, atentar contra el círculo muy próximo a Putin. Otra cuestión, ya que estamos hablando de asuntos que afectan a los Estados, es cómo se desarrolle ahora la investigación y cómo se presenten los resultados ante el gran público.
Antes de continuar con el artículo, me gustaría explicarles, someramente, quiénes son los personajes implicados en este asunto, Aleksandr Dugin y Daria Dugina:
Aleksandr Guelevich Dugin, nacido en 1962, es un filósofo, estratega y analista ruso, considerado el «Rasputín de Putin» y que goza de una gran influencia en el cuartel general del poder ruso y antes soviético, el Kremlin. En 1993, Eduard Limonov, fundó el Partido Nacional Bolchevique, de corte extremista y que mezclaba ideas comunistas, nazis y ultranacionalistas rusas. Dugin fue uno de los miembros iniciales de este partido y el artífice de convencer a Limonov de lanzarse a la arena política de Rusia. Dugin es defensor de la corriente política del «neoeurasianismo» que considera que Rusia está más cerca histórica y culturalmente de Asia que de Europa. El objetivo principal del denominado Proyecto Eurasianista es la defensa de un modelo pluralista que se sitúe enfrente del globalismo y supremacía estadounidense. En su libro titulado ‘Los fundamentos de la geopolítica: el futuro geopolítico de Rusia’ esboza cuáles son las acciones que Rusia debiera llevar a cabo para recuperar la grandeza pasada.
Daria Dugina, periodista y política, seguía los pasos de su padre, mostraba un extremismo radical y era una firme defensora de la invasión de Ucrania. En alguna ocasión ha declarado estar a favor de que se utilizasen medios de represión contra los ciudadanos rusos que no estuviesen de acuerdo con la invasión y declaró estos como acciones de «autolimpieza». Era conocida por sus intervenciones públicas de carácter extremista y su firme defensa de Putin.
Expuestos los personajes deberíamos ser capaces de responder a algunas cuestiones fundamentales: ¿cuál es el objetivo de este asesinato?, ¿por qué motivo se produce ahora?, ¿quién ha sido el autor o autores? Todas ellas son difíciles de responder, más aún con la poca información de la que disponemos, pero yo, como exoficial de Inteligencia, asumiré el riesgo de intentar aportar valor, la esencia y objetivo de la Inteligencia, aportar valor para ayudar a los líderes en la toma de decisiones.
¿Cuál es el objetivo de este asesinato? Podríamos estar ante un asesinato que no tuviese connotaciones de tipo político, pero no lo parece, y el modo de ejecución con coche bomba lo acerca más a que tras el mismo se encuentre alguna organización o un personaje o personajes poderosos. El objetivo por tanto parece doble, por un lado, atentar contra el círculo próximo a la toma de decisiones de Rusia, ósea a Putin, y, por otro lado, mostrar la facilidad con la que se puede atentar contra otros personajes de ese círculo, es decir, lo que en términos marineros denominaríamos un aviso a navegantes. Este asesinato, de forma violenta y con gran repercusión mediática, tiene como otros muchos la misión también de propagar el miedo.
¿Por qué se produce ahora? En muchas ocasiones los atentados de este tipo se llevan a cabo cuando los autores disponen de una ventana de oportunidad, pero, en este caso, se podría afirmar que parece que el detonante más razonable esté relacionado con la actual situación, provocada por la invasión de Ucrania por parte rusa. Esta invasión, que no guerra de Ucrania, ha provocado, como todos sabemos, sanciones por parte de Estados Unidos y sus aliados y por parte de la Unión Europea. Estas sanciones es evidente que han dañado la economía rusa. El problema no es sólo este, el problema es que han afectado a los intereses, tanto externos como internos, de muchos oligarcas, que han visto como en países occidentales se han paralizado sus cuentas y se han embargado sus bienes. Además de todo lo anterior, en las filas del Ejército de Rusia y de sus Servicios de Inteligencia se han producido «purgas» de altos mandos. Estas y otras cuestiones conforman un escenario proclive a que alguno o algunos de los afectados haya decidido dar un golpe de autoridad encima de la mesa. Debemos tener en cuenta que muchos de los grandes líderes mundiales autoritarios han caído en numerosas ocasiones por acciones de su círculo cercano.
Y la tercera cuestión, ¿quién ha sido el autor o autores?, es la de más compleja respuesta, y la contestaré apuntando a las cuatro hipótesis más probables, ya que mi objetivo no es adivinar sino aportar datos y reflexiones que puedan ayudar a entender la acción y sus consecuencias.
Un ataque interno
En estos últimos meses, con una rara coincidencia con la invasión de Ucrania, se ha producido la muerte, en extrañas circunstancias, tanto en territorio ruso como en el extranjero, de algunos oligarcas/mafiosos rusos. Y escribo los dos términos unidos porque reconozco que en la sociedad de Rusia me cuesta diferenciar la mafia del Estado y por tanto los empresarios de los mafiosos, incluso creo que el término oligarcas les viene muy bien para englobarlos a todos. Es viable que algún oligarca mafioso o un grupo de ellos, ante la amenaza de ser «purgados» por el señor Putin, hayan decidido lanzar una seria advertencia.
Si ellos han sido los autores, los oligarcas criminales mafiosos, la advertencia podría ir más allá, y estarían indicándole al todopoderoso nuevo zar que si no cambia la situación actual podría tener problemas serios. Esto podría provocar cambios importantes en la política exterior y en las acciones militares en territorio de Ucrania.
Un servicio de inteligencia extranjero
Ante la creciente amenaza militar de Rusia y otras amenazas híbridas que atentan contra la estabilidad de Occidente, no cabe duda de que algunos países de esta esfera están interesados en provocar inestabilidad a su enemigo, es decir, al régimen de Putin. Cuando afirmo que son solo algunos países, lo hago atendiendo a que solamente una pequeña parte de ellos tendrían la capacidad, y la determinación, de ejecutar una acción de este tipo, y estas serían llevadas a cabo por sus servicios de inteligencia, con o sin ayuda local.
Los servicios que podrían asumir este tipo de operaciones son de sobra conocidos por todos ustedes, la CIA, el Mossad, el MI6 o la DGSE que, como es lógico, se corresponde con los países occidentales más poderosos, cuyo objetivo es debilitar a Rusia y a su líder, Vladímir Putin.
El servicio de inteligencia ucraniano
En el teatro de operaciones militares en Ucrania se puede observar en los últimos tiempos que el entrenamiento y el material militar suministrado, especialmente por los Estados Unidos y el Reino Unido, está produciendo que las fuerzas ucranianas sometan a un mayor desgaste a las tropas rusas y esto suponga la pérdida de más vidas humanas y de cuantioso material militar por parte de Rusia. Esto nos ha permitido observar como las unidades ucranianas, ahora mejor dotadas, proceden a la ejecución de acciones ofensivas sobre posiciones rusas.
La eficacia de estos ataques no parece producida solamente por la recepción de armamento del exterior sino también por una estrecha colaboración en el ámbito de la inteligencia. Tan solo debemos pensar en la cantidad de material que apresan los ucranianos y que no me cabe la menor duda de que pasarán a sus aliados. Esto es una gran fuente de información para los ejércitos aliados que pueden observar la calidad de este, la tecnología utilizada, la capacidad, etc.
Este apoyo de inteligencia a los servicios y ejército ucraniano, unido a la gran cantidad de ciudadanos ucranianos residentes en territorio ruso, les ha posibilitado poder llevar a cabo acciones de sabotaje, tanto en territorio ucraniano como en territorio de Rusia.
Un escenario como el que dibujamos, de tan estrecha colaboración, dibuja el terreno idóneo para que los servicios ucranianos, con el apoyo y asesoramiento de la CIA, el Mossad o el MI6, haya «disparado al corazón del Kremlin».
Los servicios rusos. El FSB
Es tradicional que los países poderosos se carguen de poderosas razones para cometer este tipo de asesinatos. La historia nos aporta numerosos ejemplos de este tipo y los servicios rusos han sido de los que más han recurrido al asesinato como herramienta, como palanca para cambiar las situaciones o generar una reacción que permita cambiarlas. Debemos considerar entonces que, habitualmente, cuando los servicios ejecutan este tipo de asesinatos lo hacen para cubrir o justificar acciones posteriores.
Los servicios rusos, muy ligados a los grupos de Criminalidad Organizada, también podrían llevar a cabo una acción de este tipo por intereses propios, que no tienen que coincidir necesariamente con los marcados por el líder de la nación y si por intereses de grupos «cansados» por la situación actual. Si esto se demostrase, cosa que me resulta difícil de creer, estaríamos ante signos preocupantes de la existencia de serios problemas internos.
Como idea final les traslado la fábula de las hormigas rojas y negras: «Si metemos 100 hormigas rojas y negras dentro de un tarro no pasará nada, vivirán pacíficamente. Si agitamos el tarro las hormigas comenzarán a matarse. Las rojas pensarán que el enemigo son las negras y las negras que el enemigo son las rojas, pero ninguna se dará cuenta que el verdadero enemigo es el que ha agitado el tarro».
En este caso deberemos esperar a conocer, si es que llegamos a ello, quién está moviendo el tarro.
CEO en High Strategies Intelligence Consulting
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